La eucaristía en tiempos modernos




Recuerdo los vitrales imponentes de las iglesias católicas, esos que expresaban los actos heroicos de los santos martires. Recuerdo cuando los jóvenes y ancianos quedaban maravillados por ellos, aún tengo grabada en mi mente las misas dominicales, esas misas que tenía un gran porcentaje de la población, personas sentadas, arrodilladas y paradas en los pasillos de la iglesia, escuchando el sermón del sacerdote, sintiendo como todos sus problemas se van desvaneciendo cuando repiten una y otra vez el padre nuestro, el ave María y para terminar un gloria al padre, al hijo y al espíritu santo. Pero cuando vamos creciendo se crean dos caminos, creer o no creer, las influencias familiares, la sociedad y la rebeldía de la misma son determinantes para nuestra elección.
¿Por qué creer y por qué no hacerlo? ¿Quienes somos para afirmar la existencia de una vida paradisíaca después de esta larga o corta estadía en el mundo terrenal? y ¿quienes somos para asumir la no existencia de las entidades metafísicas? solo somos humanos que estamos en una búsqueda inalcanzable del conocimiento o simplemente buscando sobrevivir a las inclemencias sociales y ambientales. Entonces las personas que se maravillaban del sermón y de las estatuas de los miles de santos de la iglesia, han sido reducidas. Los jóvenes de hoy en día tienen otras preocupaciones y también ven el mensaje de salvación como una incoherencia. En estas filas estoy yo, cuando se reflexiona sobre la razón de la fé, no era porque creía en Dios, sino porque le temía al demonio, lucifer, satanás. Con cualquier pensamiento impuro me arrodillaba a pedir perdón, más que darme paz me daba temor no poder lograr ser lo que el sacerdote tanto nos recalca, entonces ¿Es el miedo el verdadero comienzo del pensamiento religioso? Me desencanté de todo los mensajes católicos y adopté una postura agnóstica, en mi generación es normal pasar por esta etapa, pero el hecho de no pertenecer a una religión no implica vivir sin creer en absolutamente nada, siempre intentamos refutar nuestra postura alegando términos científicos, la abstracción científica es una abstracción racional.
Los jóvenes dejaron de ir a la misa porque sienten que no les da lo que estaban buscando, muchos sienten que la iglesia más que dar amor y comprensión genera más diferencias e intolerancia. Muchos dejaron de pertenecer a la “demencia colectiva”y de la “mentira divina” y otros buscan encontrar en alguna creencia que los identifique, el dogma cuando ha buscado dominar al mundo, ha traicionado todas sus creencias y muchos hemos visto esta contradicción y se ha dado media vuelta antes de que sea tarde.
Citando al filósofo Mijail Bakunin, “en donde sus mandamientos son impuestos para el individuo, no matarás (al menos en los casos que yo te lo ordene), no robarás ni la propiedad ni la mujer del otro (siendo estas consideradas como propiedad), adorarás a tus padres pero sobretodo me adorarás a mí si no quieres perecer de mi cólera, me cantarás alabanzas y te postrarás eternamente ante mí”.  
No ir a misa es ir contra los principios religiosos de tu subespacio, ser marginado por esta decisión y que nos impongan creencias en contra de nuestra voluntad con el fin de volver a este círculo vicioso.


                                                                                                                                        Issa Montano

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